
Enemigos públicos nos cuenta la historia - basada en hechos reales - de John Dillinger, un atracador de bancos que conquistó a las masas allá por los años 30 (tras la Gran Depresión) y Melvin Purvis, el inspector del FBI encargado de detenerle.
Johnny Depp es el encargado de dar vida al carismático atracador, que como en su momento hizo el Dillinger real, cae simpático desde el principio. Tiene algo el personaje que unido a Depp hace que estés de su parte. Aunque odies a su banda (especialmente a la mayoría de los miembros de la segunda) ¿quién quiere que ese spagetti llamado Purvis que lidera a una panda de primero ineptos, después salvajes, le atrape?
Melvin Purvis, el tipo duro, la única persona competente bajo las órdenes de un estúpido a quien únicamente le importa quedar bien en los periódicos.
Christian Bale es el encargado de darle vida y pasa sin pena ni gloria por la pantalla. Lo hace bien pero parece que no quiere quitar méritos a otras actuaciones anteriores mucho mejores.
Si hay algo que se hecha de menos cuando dos actores de la talla de Depp y Bale coinciden, es que no aparezcen juntos en pantalla. Ya que comparten escena en un par de ocasiones y solo en una de ellas hay un careo entre ambos. (Circustancia que ya había sucedido anteriormente en una película de Michael Mann, puesto que en Heat, Robert de Niro y Al Paccino unicamente se veían las caras al final de la película y a pesar de ello no compartieron juntos un solo plano)
Y hablando de planos, hay momentos en los que los primeros planos parecen agolparse y hacerse excesivamente largos. No es algo que me moleste especialmente, no voy a ponerme quisquillosa, cuando en realidad lo que creo que sobraba era el uso de la "cámara en mano". No sé si es su nombre real, pero así es como yo llamo a los planos en los que parece que el cámara vaya andando/corriendo delante/detrás de los protagonistas. En plan documental. Un acierto por una parte ya que parece que estemos - no viendo - viviendo un documental sobre los sucesos que rodearon a Dillinger, Purvis y esa época especialmente turbia. Sin embargo, (y lo añado como nota muy subjetiva) tanta cámara arriba y abajo me termina mareando.
Así, Enemigos públicos se presenta como una película entretenida (a pesar de sus 2 horas y 30 minutos de duración) con una dosis de romanticismo para el protagonista y su novia, buenas escenas de acción y algunas grandes secuencias. Y aún así falta algo. Michael Mann parecía prometer "LA" historia de gangsters pero se quedó a medio camino. Es: "una" historia de gangsters.